jueves, 31 de diciembre de 2009

EL RETO DE UNA PESADILLA.

Llevábamos tiempo sin publicar ningún reto. Demasiado trabajo que nos lo está impidiendo.

Pero hace ya tiempo me tocaba a mi plantearlo. Y se me ocurrió contar una pesadilla. Y aquí están recién saliditas del horno.

UN DESEO EN ESTA NOCHE: QUE TODOS VUESTROS SUEÑOS, Y NO PESADILLAS, SE HAGAN REALIDAD. FELIZ AÑO 2010.


RESOLUCIÓN DE LA LUNA OSCURA. MI PESADILLA RECURRENTE.






Siempre empieza igual. Se que soy yo pero no lo soy. Es una sensación extraña como si mi pensamiento fuera el mio pero mi forma de sentir no lo fuera.

Me encuentro en una especie de sala blanca y entonces se que ya he estado ahí, y que si aparece ese cono enorme lo pasaré mal. Empiezo a inquietarme.

No quiero parpadear pero mis ojos lo necesitan y, cuando por fin lo hago, encuentro esa figura extraña frente a mi. Casi de papel, De su interior emerge un zumbido grave, profundo y es en ese momento cuando empiezo a sentir miedo.

No debería mirar por el lado estrecho. No debería hacerlo, y contra mi propia voluntad lo hago esperando no encontrarme con él. Y al hacerlo allí está en su interior, el barbudo casi desnudo que, sentado en su interior con las piernas cruzadas, emite ese sonido con su garganta mientras sus ojos permanecen cerrados.

Quisiera saber por qué me asusta tanto. No es nadie conocido y sin embargo ya le conozco desde hace años, desde el día que tuve por primera vez este sueño. Mi corazón empieza a acelerarse más y más.

Entonces se que es un sueño, lo se, no me digas cómo, pero no puedo despertarme.

Permanezco unos segundos más contemplándole, y entonces recuerdo, tengo que salir corriendo de allí porque abrirá sus ojos y descubrirá que le estoy mirando.

Empiezo a correr haciendo que esa sala se desdibujé. No sé por dónde voy pero sigo corriendo para que no me alcance aunque el pánico ya lo ha hecho. A mi alrededor todo es blanco y negro y grito que quiero despertarme, pero sigo sin conseguirlo.

No se cuánto tiempo corro, pero de pronto todo se ha parado. No consigo ver nada a mi alrededor y sólo escucho mi respiración acelerada.

Cuando comienzo a calmarme de pronto siento que estoy rodeada por algo extraño que no consigo ver, aunque cuando se mueve hacia a mi consigo oír que lo hace. Es un sonido que no sería capaz de describirlo quizás el sonido del miedo. Pero cada vez lo voy sintiendo más cerca, casi cubriéndome.

Mi voz se ha quedado muda. No puedo más, se que no puedo más y comienzo a llorar hasta que despierto en mi cama. En ocasiones las lágrimas son tan reales como el sudor en mi cuerpo.

Lo peor es saber que volveré a soñar con esto, aunque hace años lo asumí. Hay personas que dicen tener un sueño recurrente, en mi caso es una pesadila que no he logrado descifrar.

A veces pienso que el barbudo me lo está anunciando que es la muerte la que me rodea y quiere alcanzarme. Otras veces pienso que simplemente es una pesadilla que no tiene ni pies ni cabeza.

Pero lo que más me inquieta es ser consciente de que es un sueño y no conseguir dominarlo.









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RESOLUCIÓN DEL DIABLO. AGUA Y SANGRE



Agua...mucha agua. Agua que inunda y arrastra todo lo que se pone por delante suyo. Fría, verdosa. Me sujeto en una esquina por la que me asomo a lo que fue una inmensa plaza y, dirigiendo mis ojos hacia el centro, veo como se agitan alzándose al plomizo cielo unos gigantescos cabellos como si fueran tentáculos.

Me dirijo como puedo hacia mi casa. Se encuentra en una gran cuesta y el agua casi tapa por completo la entrada. Me sumerjo y entro, pero todo está perdido.

Deambulando por las calles paso por una en la que, a mi izquierda, una acequia fluye paralela a la acera por la que voy. Dentro de ella descubro un escuálido y cadavérico brazo que asoma y me persigue intentando darme alcance con sus garras. Pero consigo huir dando grandes zancadas que casi se asemejan a pequeños vuelos...y el ser persiguiéndome.

Al final llego a un barco, una especie de galeón, en el que empiezo a alejarme. Me encuentro en la cubierta observando el horizonte. Al rato bajo a las bodegas y allí, en el centro, veo una pequeña estatuiíla de un ángel blanco como un querubín, de la que no cesa de manar sangre...sangre que no inunda todo y cuyo tono resalta sobre el de la imagen...





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